En la vida en general todo es bueno, malo, positivo o negativo en función del uso que hagamos, y las redes sociales no escapan de ello.
De un tiempo a esta parte, y coincidiendo con la eclosión definitiva y masificación de Facebook, Twitter, Instagram y otras muchas redes, veo asociado un fenómeno de sobreexposición de los usuarios que además de no ser beneficioso para ellos, supone un ruido e incordio general para buena parte del resto de los que pululamos por el universo 2.0.