En Facebook no existen los feos

Hace rato que vengo observando un fenómeno la mar de interesante. Resulta que en las redes sociales en general, y en Facebook en particular, no existen los feos salvo que salgan en memes.

Te das de bruces con selfies de gente que tiene vetada la entrada hasta en las discotecas de Mordor, y al poco aparecen un sinfín de comentarios haciendo loas a la belleza del sujeto.  ¡Guapa! ¡Guapo! aseveran de forma impúdica sabiendo que mienten cual bellacos y que mientras echan los piropos se les pasa por la cabeza qué harían si ese sujeto fuese el último del mundo y les tocase perpetuar la  especie.

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Redes sociales: si no lo cuento, parece que no lo he hecho

En la vida en general todo es bueno, malo, positivo o negativo en función del uso que hagamos, y las redes sociales no escapan de ello.

De un tiempo a esta parte, y coincidiendo con la eclosión definitiva y masificación de Facebook, Twitter, Instagram y otras muchas redes, veo asociado un fenómeno de sobreexposición de los usuarios que además de no ser beneficioso para ellos, supone un ruido e incordio general para buena parte del resto de los que pululamos por el universo 2.0.

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Social media, gurús, y el efecto papagayo

Hace días que vengo meditando si escribir este post. Hace meses que la cascada de artículos sobre las 10 mejores manera de… inundan mi Timeline, y hace horas que una interesante charla en Twitter sobre un libro cuyo título parece que da a entender que te forma como comunnity manager en una semana, me ha convencido de que debo hacerlo.

De un tiempo a esta parte el social media está de moda. Todos coincidimos en que las empresas deben apostar por él como una herramienta ideal para llegar a la clientela, mejorar sus ventas y tener una retroalimentación constante que les ayude a mejorar sus servicios, su oferta y su imagen de marca. Eso está claro, y las empresas van aceptando que la adaptación es irreversible y algunas incluso exprimen la exigua caja menor invirtiendo en ella generalmente a precios de saldo.

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