Cuanto más tiempo paso en Twitter, más me doy cuenta del incalculable valor sociológico que tiene esta herramienta en la actualidad, y aún más que tendrá en el futuro.
La vieja España de los hidalgos, que tenían prohibido trabajar por su condición, se ha transformado hoy en día en la nueva España en la que muchos trabajan, pero no asumen su condición.
Los barrenderos se han transformado en técnicos en recogida de residuos sólidos urbanos; los comerciales, en ejecutivos de cuentas… y los autónomos, en Twitter, son CEOs.
No hay como crear tu negocio (muchos seguramente sin siquiera clientes, o pagar las perceptivas cuotas a la Seguridad Social) y ponerte en la bio de la red social del pajarito “CEO de…” y ancha es Castilla, damas y caballeros. De un plumazo pasan de humilde emprendedor a director general.