Hace días que vengo meditando si escribir este post. Hace meses que la cascada de artículos sobre las 10 mejores manera de… inundan mi Timeline, y hace horas que una interesante charla en Twitter sobre un libro cuyo título parece que da a entender que te forma como comunnity manager en una semana, me ha convencido de que debo hacerlo.
De un tiempo a esta parte el social media está de moda. Todos coincidimos en que las empresas deben apostar por él como una herramienta ideal para llegar a la clientela, mejorar sus ventas y tener una retroalimentación constante que les ayude a mejorar sus servicios, su oferta y su imagen de marca. Eso está claro, y las empresas van aceptando que la adaptación es irreversible y algunas incluso exprimen la exigua caja menor invirtiendo en ella generalmente a precios de saldo.
El problema viene cuando se genera una burbuja en la que poco menos que se convence a la gente de que hay trabajo de CM y SMM para todos, y los cursos proliferan como las setas en el campo. Un fin de semana, una semana o un curso de X horas y ya estás preparado para lanzarte al ruedo. Y no hay nada mejor que complementar la información siguiendo a los perceptivos gurús de turno y retuiteando sus posteos.
Ahí empieza el efecto papagayo. Alguien que debe mantener un prestigio pare el enésimo post con las mismas generalidades y obviedades de siempre. “Las 10 mejores maneras de…”, “lo que nunca debes hacer en…”, “que no puede faltar en tu…” y así un sinfín de mantras que empiezan a retuitearse sin siquiera ser leídos en la mayoría de los casos.
A falta de estudios en comunicación en una gran parte de los nuevos CM, para muchos está visto que no hay mejor manera para tener una reputación en internet que rodearse de una apariencia de experto en la materia rebotando contenido ajeno -muchas veces sin citar siquiera la fuente-, imbuyéndose así de un halo de gurú poco a poco.
Podría decirse que se explota el desconocimiento que hay de este mundillo del SM por parte de los clientes, y el poco tiempo lleva en marcha, para venderles ‘su conocimiento’ aprovechando la ancestral aversión española a reconocer que no sabemos de algo. Aquí nade pide el currículum ni una experiencia o estudios acreditados al que entra por la puerta a venderle un plan de social media. Es suficiente con una buena palabrería, una apariencia de sapiencia y a ver si muerde el anzuelo.
¿Quiero decir con todo esto que no hay gurús ni gente buena de verdad en este mundillo? Por supuesto que los hay. Pero casualmente, en los tres años que llevo dedicándome de una u otra manera a llevar comunidades y al social media, los que más me han enseñado siempre han sido tipos sabios que no necesitaban mostrarse en su twitter como tales.
Gente que no vende humo y que te regala su conocimiento de manera humilde, sin aspavientos, y dando una solución y no 10 al problema que le planteas.
Si yo llevo trabajando tres años en llevar comunidades y hace casi dos también en social media, y otra década antes en periodismo internacional y local, y soy licenciado, y aún así cada día aprendo del resto y me falta muchísimo por conocer, no puede sino entrarme la risa cuando alguien con un cursillo de tres al cuarto y sin experiencia trata de intitularse de experto en algo.
Menos efecto papagayo y más humildad y trabajo. Que ya se sabe, dime de qué presumes…