Los amantes de los lunes (sólo apto para emprendedores)

Es curioso lo que cambian muchos aspectos de la vida en función del prisma con que se miran, o del lado de la cancha en que te toca jugar el partido.

A mis 37 años he trabajado como asalariado, como free lance y casi de todas las formas contractuales (y sin contrato) que uno pueda imaginar, y ayer reflexionaba sobre lo diferentes que son los lunes cuando uno tiene entre manos una empresa que sacar adelante.

Cuando trabajas para otro (y cuando lo hacen para ti) generalmente los lunes son sinónimo de hastío. Son la frontera que marcan el final de dos días de libertad y anuncian el principio de la cuenta atrás hacia el próximo viernes. Es natural, uno trabaja por un salario y quiera más o menos a la empresa para la que trabaja, las grandes cuestiones operativas y los problemas de fondo normalmente le son ajenos.

En cambio, cuando tienes una empresa, los lunes son sinónimo de nuevas oportunidades. Ese presupuesto pendiente de respuesta, ese trabajo que entregar, ese nuevo concurso al que te presentas, ese logro de tu equipo de trabajo que esperabas, esas reuniones que por fin salen y cierras cita, ese cobro que no lograste la semana pasada… son mil y una cosas que nuevamente se vuelven a activar.

No es cuestión de adicción al trabajo ni otras muchas cosas que podrían pensar los que nunca hayan pasado por esta situación. Es la responsabilidad de tener que sacar un proyecto adelante, a la par que te acercas a las metas y cumples sueños. De tu buen hacer no depende sólo tu futuro, también depende el de la gente que te rodea y que con su esfuerzo contribuye a lograr que cada mes que las puertas permanecen abiertas, sea un triunfo de las ganas.

Hoy es domingo, así que mañana es un nuevo de día de oportunidades. ¡A comerse el mundo!

7 Respuestas a “Los amantes de los lunes (sólo apto para emprendedores)”

  1. Totalmente en sintonía con este post! En realidad lo haría extensible también a aquellos que trabajan por cuenta ajena. Pienso que los Lunes en realidad, como todos los días, deberían sentirse-verse-vivirse también como un regalo, una jornada llena de oportunidades y de momentos únicos que no se repetirán jamás. ¿Qué sentido pues tiene vivir un día (sea Lunes, Martes o lo que sea) pensando en que faltan N días para llegar al ansiado Viernes? Si vivimos pensando -casi- siempre en algo futuro, la vida misma se nos escurrirá entre los dedos sin darnos cuenta.

    Gracias Alberto por compartir esta reflexión y feliz .. Lunes !! 😀

    1. Gracias por el comentario, Ángel. Lo que tú dices sería lo ideal, pero creo que la realidad al final es que poca gente disfruta de su trabajo y de todas formas es lógico que haya ganas de viernes 😉

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